El Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud es una fecha para honrar la memoria de las miles de personas que murieron y sufrieron a causa de esta práctica inhumana, y para reafirmar el compromiso global de evitar que algo así vuelva a repetirse. Pero también es un recordatorio de que la esclavitud no pertenece únicamente al pasado: hoy persisten nuevas formas de esclavitud que afectan a millones de personas en todo el mundo.
La ONU señala que la esclavitud moderna incluye prácticas como la trata de personas, el trabajo forzoso, la explotación sexual, la servidumbre doméstica, el matrimonio forzado, la esclavitud por deudas o el reclutamiento de niñas y niños en conflictos armados. Son violencias menos visibles que la esclavitud histórica, pero igual de destructivas.
Las personas más afectadas son, en su mayoría, mujeres, niñas, niños, personas migrantes, comunidades racializadas y poblaciones empobrecidas, que enfrentan barreras estructurales derivadas del racismo, el patriarcado, la desigualdad económica y la falta de protección.
Por eso, esta fecha nos recuerda que la lucha contra la esclavitud sigue siendo urgente y que necesitamos mantenernos alertas para impedir que estas prácticas se normalicen o permanezcan ocultas.
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